El camino hacia la caballería

El camino hacia la caballería. Los hijos de los nobles comenzaban su carrera como caballeros a los seis años, momento en el que eran enviados a servir en el castillo de gran señor feudal. Por delante esperaban 10 años de duro aprendizaje.

La primera condición para ser armado caballero era haber nacido noble. Desde pequeño -con apenas seis años -el niño cambiado a Castillo para servir como paje. En este puesto vendía las virtudes de la obediencia, del respeto de la cortesía. Pasaba su infancia entregado estas labores hasta que llegaba su mocedad -más o menos coincidiendo con la puerta -, momento en el que un caballero tomaba su cargo como escudero.

Era éste un paso importante en su formación como futuro caballero. De la mano de su mentor, aprendía (vistiendo ley sirviéndole) el funcionamiento y el manejo teórico de las armas, así como significado simbólico de vestir la armadura. Pasados unos tres o cuatro años hacia los 18, el joven escudero abandonaba al mentor y se prepara para recibir la instrucción militar pertinente para ser armado caballero.

En el campo de práctica se llevaban a cabo los ejercicios y combates simulados. El aspirante debía aprender a manejar la espada. Para ello se enfrentaba sus iguales con las armas de madera. A medida que avanzaba en las clases de Lima, el peso de la espada se irá incrementando hasta alcanzar el de un mandoble real. También es importante saber dominar a la perfección el caballo. Los ejercicios de montar a largos. Había que acostumbran animar a las posibles distracciones, ruidos y sustos que puedan producirse el campo de batalla. Para ello se procedía a soliviantarlo con el tañido de diversos instrumentos de percusión. El jinete debía aprender a calmar y conseguir que el animal obedeciera a la perfección. La aprendiz también debía acostumbrarse cabalgar de dominar su montura con una sola mano, pues tenía que dejar libre para empuñar sus armas. Cabalgar y manejar certeramente un arancel de su secreto, el del equilibrio, que siga ganando a base de repetir, una y otra vez y hasta la saciedad, interminables carreras y numerosas embestidas sobre blancos móviles.

Caballero medieval velando sus armas. "La vigilia" 1884
Caballero medieval velando sus armas. «La vigilia» 1884

El momento de su investidura en el más esperado por aspirante a caballero. La ceremonia solemne comenzaba la noche de la víspera, que el postulante pasaba rezando la capilla de la fortaleza. Es justo de este momento que en el acervo popular quedó la expresión «pasar la noche en vela», ya que el aspirante a caballero pasaba la noche en una habitación junto a una sola vela. De ahí tambien la expresión de «velar las armas». Al alba, los sirvientes le bañaban, cubrían de aceites y vestían con la túnica blanca, de manera que su pureza interior queda se manifiesta en su presencia y atuendo.

Por la mañana, pero su aparición en el gran salón del señor. Allí están presentes todos los cortesanos, testigos del ritual.

Seguidamente, se procedía vestida candidato con los ropajes de batalla. En primer lugar, se ataviaba con unas prendas acolchadas -gorro incluido -que servían para soportar tanto los golpes enemigos como el peso de la propia armadura. A continuación, se cubría la totalidad de su cuerpo una cota de malla. Se trataba de una tela metálica fabricada con pequeños anillos tejidos entre sí. La parte superior, con capucha, se introducía como mujer señalada y las terneras, como un pantalón. Después se colocaba la coraza férrea sobre el pecho, las obreras, las terneras, las carpas, los montajes y los antebrazos metálicos que protegían al resto de las extremidades y que posteriormente, serían cubiertas por una túnica. Finalmente se entregaban al aspirante sus armas: escudo, casco, espada y lanza estilo ya, el otrora escuderos arrodillaba ante señor feudal que con su espada y proclamando juramento le investigue caballero y así ponía fin un aprendizaje de más de 10 años.

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