Las mujeres cátaras

mujeres-cataras1¿Qué razones tenían las mujeres de hace 6 ó 7 siglos para confiar sus creencias, su esperanza e incluso, en miles de casos, su vida a la cosmovisión del mundo que sostuvo el catarismo?

Una de las cuestiones más reclamadas en la actualidad sobre la religión cátara, practicada desde los siglos XI al XIV, es el papel de IGUALDAD que jugaban las «buenas mujeres» en el seno de la sociedad. Si bien existieron muchos focos de catarismo por toda Europa y Asia, el mejor documentado lo encontramos en Occitánia, en el sur de Francia, de quienes conocemos con profundidad la enseñanza teórica, las prácticas de la vida religiosa, la organización religiosa y el modo de exégesis evangélica que profesaban pero ¿cuál es la voluntad?, ¿cuál es el lazo que en gran parte unió a esas mujeres completamente normales (y sus esposos) – y la sociedad occitana en general – con el catarismo?

Según los propios cátaros, la respuesta es «la igualdad metafísica» entre hombres y mujeres, una igualdad innata en todas las almas encarnadas.La enseñanzas del catarismo nos hablan de que las almas de los seres humanos, esos ángeles caídos y robados del cielo de Dios y creados por él, son todas «buenas e iguales entre ellas» y que es el mismo diablo quien crea la diferenciación y la desigualdad en los cuerpos, la marca desigualitaria del sexo.

[pullquote]Según los propios cátaros, la respuesta es «la igualdad metafísica» entre hombres y mujeres, una igualdad innata en todas las almas encarnadas.[/pullquote]Para el catarismo no existían almas específicamente masculinas o almas especialmente femeninas. Conocemos por las prédicas que han llegado testimoniadas hasta nuestros días que constantemente se empleaba el argumento igualitario del azar de las reencarnaciones, un igualitarismo metafísico basado en la creencia de unas reencarnaciones de modo totalmente mecánico y azaroso, he aquí la gran diferencia entre el sistema de reencarnación hindú (Karma y castas) y el sistema de reencarnación cátara.

Este sistema igualitario metafísico del catarismo también es aplicado en el plano social, como es lógico, «los creyentes y sus creencias» moldean la sociedad en la que se encuentran y vemos como una «creencia metafísica paritaria» es aplicada a una sociedad occitana feudal-medieval con un éxito tremendo, involucrando tanto a las mujeres como a los hombres de estas y sus hijos. De esta forma los creyentes cátaros concebían la reencarnación como algo arbitrario donde un burgués despótico podría ser en otra vida una mendiga o al revés o donde un hombre podía reencarnar en mujer o una mujer en hombre. Conocemos por la confesión de Guillelme Garsen (un creyente cátaro de Ax-les-Thermes) al inquisidor Geoffroy de Ablis, que su compañera perfecta Sibylle Baille, quien posteriormente fue quemada, le decía que ella también había sido reina… o mendigo. Por lo que nos da a entender que en este sistema de paridad de almas la idea del nacimiento en una clase social u otra no es más que fruto de azar y que en posteriores repartos, las almas volverían a ser distribuidas de forma azarosa.

mujeres-cataras2Esta creencia hizo que las mujeres tuvieran un papel destacado en la propia religión cátara y por efecto social, en la misma sociedad occitana, si bien es cierto que no conocemos ninguna mujer que alcanzara altos estratos en la curia cátara, si gozaban de privilegios destacados a nivel social como en pocos lugares, incluso en épocas actuales, las mujeres creyentes cátaras podían heredar por igual que sus hermanos, podían divorciarse, podían ser maestras y educar a niñ@s de todas las clases sociales y podían incluso ser empresarias de éxito mientras que el marido jugaba un papel secundario en el entramado social creado por estas valientes mujeres, que enfrentándose a un sistema feudal totalmente desigual creían firmemente en la igualdad del ser humano y que al final, dieron sus vidas por una creencia que les permitíó desarrollarse plenamente como mujeres en una época de oscurantismo impuesta por un catolicismo cristiano a base de hogueras, catapultas y espadas donde la mujer era un ser secundario de la creación e incluso para algunos, desposeída de alma…

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