02 de 10- El Propileo - Ahora y antes

A la cima del promontorio sacro se ha llegado siempre por un único camino: el del lado oeste. En las demás laderas, las abruptas e inaccesibles pendientes han servido como defensa y protección natural. A pesar de ello, ya desde el período micénico, fueron además externamente reforzadas y más tarde, en el siglo V a.C., tanto Temístocles como Cimón, usaron con el mismo fin los grandes bloques de piedra poros, una toba local que restaron de la devastación persa.

Hoy día, se puede ascender al promontorio sacro subiendo por una antiquísima y pronunciada cuesta que conserva restos de una amplia escalera exterior, obra de los romanos.

El enorme y rudo arco Beulé (llamado así en recuerdo del arqueólogo francés que lo descubrió en 1852) es de época anterior. Fue construido por los romanos en el siglo III d.C., en tiempos de las invasiones germanas, con el fin de vigilar cualquier posible aproximación a la Acrópolis.

Más tarde, en el margen izquierdo del mismo lado, se levantó el imponente monumento de mármol de Himeto que semeja a una torre. Probablemente, estaba coronado por el carro con cuatro caballos del rey Pérgamo, el cual sería reemplazado más tarde por las estatuas de Antonio y Cleopatra y, más tarde aún, por la estatua de Agripa, yerno de Augusto, quien encargó la inscripción que podemos leer hoy.

Ya desde tiempos micénicos, la entrada en la cima de la cuesta estaba protegida con bastiones, substituidos después por un magnífico pasaje: el Propileo. Cuando Fidias se hace cargo de los trabajos de construcción de la roca sacra, este pasaje deja su sitio a un edificio rectangular, concebido como punto culminante de la sacralidad del espacio.

La Vía Sagrada, es decir, el camino que recorría la importante procesión de las Panateneas, pasaba a través de un vestíbulo principal, que servía asimismo como entrada: los Propileos. Su construcción, que según las inscripciones halladas en las excavaciones costó 2000 talentos, se inició en el 435 a.C. bajo la supervisión del arquitecto Mnesicles y quedó bruscamente interrumpida tres años más tarde, a comienzos de la Guerra del Peloponeso, sin llegar a completarse nunca.

El material utilizado en la construcción es, fundamentalmente, mármol pentélico combinado, sobre todo alrededor de la entrada, con el mármol gris de Eleusis, de tal manera que se consigue romper la monotonía del blanco y resaltar ciertos elementos arquitectónicos característicos.

En cada lado del núcleo central, de forma rectangular, hay dos alas, una al norte y otra al sur, de dimensiones desiguales, como quiere la tradición sobre los lugares sacros.

El edificio principal mide 18,20×25 metros y cada fachada cuenta con seis columnas dóricas de 8,81 metros de altura que sostienen arquitrabe, friso y frontispicio. El espacio interno, con una doble columnata jónica, queda interrumpido por una escalera que conduce a la Acrópolis.

Un muro divide el templo en dos fachadas, una a oriente y otra a occidente, cubiertas con tejados de altura desigual para adaptarse a la desigual inclinación de las pendientes. Los imponentes grupos escultóricos de mármol que decoraban los techos provocaron la admiración del mundo antiguo. En cada lado del próstilo de la entrada, cada una de las dos alas estaba diseñada de modo que diera la impresión de un edificio con tres columnas dóricas. Sin embargo, sólo se completó el ala norte, la llamada Pinacoteca, que albergaba las obras de los grandes pintores de la época, como Polignoto.

El ala sur, como señalábamos antes, quedó reducida a un pequeño próstilo con tres columnas tras el cual no hay un local cerrado, sino un pasaje que conduce a la terraza donde se levantó el templo de Atenea Nike.

Este pequeño templo mide 8,27×5,44 metros y tiene cuatro columnas jónicas de 4,66 metros de altura tanto en la fachada principal como en la posterior. Su construcción, encomendada a Calícrates, duró varios años y se completó después del 430 a.C. El templo se edificó sobre los restos de un viejo bastión micénico que estaba en la época cubierto con bloques de caliza. En su interior encontramos la antigua xóana, estatua de madera, de Nike Aptera (Victoria sin alas). Sobre los arquitrabes corre, decorando los cuatro laterales, un friso longitudinal que mide 25 metros. Una parte del mismo, conservada en la actualidad en el Museo Británico, ha sido substituida con copias.

En el lado oriental, el friso representa a los dioses del Olimpo, con Atenea en pie entre Zeus y Poseidón. En los restantes lados, aparecen escenas de batallas entre griegos y amazonas o entre griegos y persas. También los frontispicios habrían estado decorados, probablemente con representaciones de la Amazonomaquia (guerras entre amazonas) o de la Gigantomaquia (guerras entre gigantes).

En torno al 410 a.C., se levantó un estilóbato o basamento decorado con bajorelieves. Algunos de ellos se conservan hoy en el Museo de la Acrópolis. Vemos Nikes aladas en diversas posturas: unas con los vestidos casi transparentes, como si estuvieran mojados, ceñidos al cuerpo, otras tan delicadamente esculpidas que con las alas abiertas parecen volar. Estos relieves son modelos ejemplares del denominado orden lujurioso.

01 - La Acrópolis

03- El Promontorio

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